Igualdad Animal | Organizaci—n internacional de derechos animales
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María González

|   MiĂ©rcoles 19 Mayo 2010

Mi primera vez no fue como activista, ya que estudio veterinaria y visitamos granjas para ver cómo funcionan, obviamente en estas excursiones no se muestra todo, hay muchas cosas que se ocultan, o por ilegales o por desagradables. De igual modo, lo más impactante para mí al entrar en una granja es el olor, es algo que no se puede ocultar a quien las visita, pero que por desgracia no podemos mostrar a los que no las han visitado. Es un olor muy fuerte, a amoniaco, a purines, excrementos, a animales enfermos… a muerte… es desagradable, pero también es irritante, así que los ojos nos pican y nos molesta al respirar, nosotros entramos unas horas y salimos horrorizados por ese olor, ellos viven ahí toda su vida y encima su olfato es mucho más sensible que el nuestro.

Mari Jose

|   MiĂ©rcoles 19 Mayo 2010

Al acercarse a una granja, solo al acercarse se nota en el ambiente un hedor insoportable, pero cuando traspasas la puerta, sientes algo que jamás debería sentir ningún ser. Cuando traspasas esa barrera, jamás puedes olvidar lo que vas a ver, lo que vas a sentir. Sientes el miedo que tienen todos esos seres que están en condiciones deplorables.

June Tomé

|   MiĂ©rcoles 19 Mayo 2010

Las estrellas brillaban y en la oscuridad sólo se oían los coches que pasaban por la carretera y algún que otro pájaro piar. Ya habíamos llegado a nuestro destino, varios sentimientos como el miedo, la tristeza y el nerviosismo se cruzaron dentó de mí, ya nos encontrábamos enfrente de la granja, desde fuera podíamos percibir aquello que sólo uno puede percibir cuando esta enfrente de ella que es el desagradable olor que desprendía la granja desde dentro.

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