Igualdad Animal | Organizaci—n internacional de derechos animales
InicioInformeVideosFotografiasTestimoniosPrensaContacto
|   Miércoles 26 Mayo 2010

Cuando era pequeña recuerdo que siempre solía tener la misma pesadilla, yo me encontraba en una habitación alargada y a cada lado de la habitación habían animales en jaulas, la única luz que había, se encontraba arriba de las jaulas iluminándolos a ellos, lo demás era total y absoluta oscuridad. De repente me despertaba, respirando fuertemente y con sudor en la frente. Pero solo era una pesadilla de una niña de seis años.

Años más tarde cuando mi padre me llevo al zoológico por primera vez mis pesadillas se trasladaron ahí, me dio un ataque de ansiedad y tuvieron que sacarme de ahí, solo recuerdo esas inmensas jaulas llenas de pájaros y esas baldosas azul petroleo roñosas.Cuando eres pequeño y tienes una pesadilla, tu madre para calmarte te dice que no te preocupes que solo es un sueño que no es la realidad pero para mi esa pesadilla se estaba convirtiendo en realidad.

La primera vez que tuve la oportunidad de entrar en una granja de cerdos no me lo pensé ni un segundo. La granja estaba en medio del bosque apartada de todo, había absoluta oscuridad y absoluto silencio, solamente se oían nuestros pasos al andar. Saltamos un par de vallas para después llegar a la puerta principal, al abrir la puerta todo era oscuridad,el paisaje era tétrico y desolador, un largo pasillo recorría la nave y a cada lado habían habitaciones, nos dividimos en grupos de dos. Al abrir la puerta se oyó un ruido espantoso eran las mamas cerdas que se “levantaban” porque no sabían que estaba ocurriendo, he puesto levantaban entre comillas porque ni eso podían hacer, sus cuerpos estaban rodeados de unas barras de hierro lo que hacía que no podían moverse ni para los lados ni para delante ni atrás, sus hijos las rodeaban pero ellas no tenían visión de nada, a veces era normal que algún bebe cerdito muriera aplastado por su madre. De repente una madre dio a la luz a un bebe, este cayó en una gran montaña de excrementos, desde el día que nacen hasta el día de su muerte su vida es un total infierno. Realmente era horrible. Eso era a lo que llaman una sala de “maternidad”. Seguí avanzando en la habitación y de repente me quede sola a la mitad mirando a los lados, tuve el flash más espantoso de mi vida, mi pesadilla había vuelto a mi mente, hacía años que no la recordaba y en ese momento hice una conexión horrible porque había dejado de ser una pesadilla para ser la absoluta realidad.

Los cerditos convivían con sus hermanos muertos al lado, los bebes tenían el rabo cortado y les habían arrancado los testículos y los dientes. Es increíble lo que expresa la mirada de un animal cuando le miras a los ojos, era horrible estar ahí y no poder hacer nada para sacarlos a todos de ese infierno. Recuerdo una imagen en especial, imagino que como el resto de mis compañeros, la de un cerdito que tenía la cabeza deformada por un tumor, estaba agonizando en el suelo mientras luchaba entre la vida y la muerte.

El suelo del pasillo principal estaba plagado de cadáveres de bebes cerdito unos encima de otros, como recursos considerados que son, estos eran simple basura.Seguí andando y me encontré con una mesa de metal, ahí habían varios objetos propios de la peor de las películas de terror, eran las herramientas que utilizan para mutilar a los cerdos. Mi cuerpo se estremeció al ver todo ese horror.

Es increíble el juicio que damos los seres humanos entre lo que esta bien y lo que esta mal, a veces suele ser tan distante de la realidad. Creo que todas las personas deberían aunque sea una vez en su vida entrar en una granja para conectar con esos animales y sentir su dolor aunque tu vas a poder salir por la puerta y ellos solo lo harán para ir al matadero.

Los campos de concentración todavía existen y están en todas las ciudades. Soy vegana porque esto es una injusticia y es la mejor decisión que he tomado en mi vida.

Racismo es igual a sexismo y es igual a especismo.

Vive Vegano
Dona